viernes, 17 de agosto de 2012

Imposición de manos



                                                   
La imposición de manos es práctica común en muchas iglesias cristianas. La base escritural de esta práctica la hallamos en muchos pasajes del Nuevo Testamento.

“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración del enfermo sanará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si estuviere en pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras faltas unos a otros, y rogad los unos por los otros para que seáis sanos; la oración del justo, obrando eficazmente, puede mucho”. Stgo. 5:14-16

“Ananías entonces fue, y entró en la casa, y poniéndole las manos encima, dijo: Saulo hermano, el Señor Jesús, que te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno de Espíritu Santo”. Hechos 9:17

“Con todo eso se detuvieron allí mucho tiempo, confiados en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia, dando que señales y milagros fuesen hechos por las manos de ellos”. Hechos 14:3

“Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebres y de disentería: al cual Pablo entró, y después de haber orado, le puso las manos encima, y le sanó”. Hechos 28:8

“Por tanto, dejando la palabra del comienzo en la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, y de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, y de la imposición de manos, y de la resurrección de los muertos, y del juicio eterno. Y esto haremos a la verdad, si Dios lo permitiere”. Hebreos 6:1,2

Sin embargo, hay un pasaje que se pasa por alto demasiadas veces:

“No impongas de ligero las manos a ninguno, ni comuniques en pecados ajenos: consérvate en limpieza”. 1 Timoteo 5:22

Estoy convencido que la práctica de imponer las manos es tan popular en nuestros días por la gratificación que recibe el ego de la persona que ministra de esa manera. El acto en sí inevitablemente lleva la atención hacia la persona que impone las manos. Por eso es que debemos ser vigilantes que no actuemos por el deseo de obtener gloria y atención para nosotros, sino para Dios. Por eso esta es una cuestión en la que Satanás trata de interferir frecuentemente; y con bastante éxito, debo añadir. En la Biblia, a los que imponían las manos se les describe como ancianos o líderes que eran probados siervos de Dios. Además, el pasaje de Timoteo citado instruye con detalle que debemos ser cuidadosos en cuanto a sobre quién imponemos las manos. Mucho mal puede producirse en cualquier dirección.

Permítame advertirle, lector, que tenga cuidado en cuanto a quién impone las manos sobre usted y sobre quién las impone usted. Si deja que se lo haga alguien que no conoce bien, se expone a transferencia de demonios. Esta es una táctica que Satanás usa particularmente en las iglesias carismáticas. Muchos hombres y mujeres que recorren el país como siervos de Dios, e imponen las manos sobre innumerables personas, en realidad son siervos de Satanás. ¡Es horroroso pensarlo! Recuerde, Satanás trata de imitar cualquier cosa que Dios hace, y Satanás y los demonios pueden hacer milagros.

“Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y darán señales grandes y prodigios; de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos”. Mateo 24:24

La imposición de manos es práctica común en los rituales ocultistas para efectuar transferencia de demonios. Permítame presentar un ejemplo de esto en una iglesia cristiana.

Lala (no es su verdadero nombre) tiene cerca de 40 años. Dieciséis años atrás era prostituta y drogadicta en Los Ángeles. Una noche alguien la detuvo en la calle, le regaló un tratado y le presentó el evangelio. Sintió tal convicción que regresó a su cuarto y se tiró de rodillas a orar y llorar. Se arrepintió de sus pecados y le pidió a Jesucristo que la perdonara y limpiara. Dice Lala que se pasó una hora tosiendo y echando la substancia más espantosa que jamás había visto en su vida. Sabía que estaba poseída de demonios y que el Señor estaba echando de ella los demonios. Dejó radicalmente la heroína sin que se le presentara ningún síntoma de desintoxicación adverso.

A la mañana siguiente fue y se compró una Biblia. Pasó los siguientes tres meses leyendo la Palabra de Dios. Consiguió un trabajo fijo por primera vez en su vida. A los cuatro meses andaba de nuevo por las calles. Pero esta vez estaba ganando alcahuetes y prostitutas para el Señor. ¡Su vida entera había cambiado! Su gozo era leer la Palabra de Dios, orar y trabajar para El. El Señor le hablaba a través del Espíritu Santo y la guiaba de día en día. Si había alguien de quien se pudiera decir que el poder del Espíritu Santo se manifestaba victoriosamente era en ella.

Como a los diez meses de su conversión, cuando andaba en busca de una iglesia, se encontró con una mujer que dijo ser cristiana. Le preguntó si había recibido “el bautismo del Espíritu Santo”. Lala no sabía a qué se refería, pero como quería todo cuanto el Señor le pudiera dar, le hizo caso a la mujer. La mujer la llevó a su casa, y le impuso las manos para que hablara en lenguas. Sus esfuerzos resultaron infructuosos, y se sintió con sentimiento de culpa cuando la señora le dijo que estaba contristando al Espíritu Santo. La acusó de no permitir que el Espíritu Santo hablara en lenguas a través de ella. Le dijo que la acompañara a la iglesia a la noche siguiente. Había un predicador especial en la ciudad, y le dijeron que después del culto el predicador iba a imponerle las manos y que iba a recibir el Espíritu Santo y a hablar en lenguas. Lala sabía por su intenso estudio de la Biblia que algo así había ocurrido en Samaria. Veamos lo que dice ese pasaje.

“Mas cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. El mismo Simón creyó también entonces, y bautizándose, se llegó a Felipe; y viendo los milagros y grandes maravillas que se hacían, estaba atónito. Y los apóstoles que estaban en Jerusalén, habiendo oído que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan: los cuales venidos, oraron por ellos, para que recibiesen el Espíritu Santo; (Porque aun no había descendido sobre ninguno de ellos, mas solamente eran bautizados en el nombre de Jesús.) Entonces les impusieron las manos, y recibieron el Espíritu Santo”.Hechos 8:12-17

Sin embargo, note que este pasaje no dice específicamente que aquella gente habló en lenguas. Además, Lala no sabía nada de probar los espíritus, como dice 1 Juan 4:1-2.

Lala fue al culto aquella noche con gran expectación. Después del culto pasó al frente, se arrodilló y el predicador de la noche le impuso las manos y oró. Dice Lala que mientras oraba sintió como si una bola de fuego le hubiera pegado con tanta fuerza en el vientre que cayó de espaldas contra el piso. El fuego le llegó al pecho e inmediatamente empezó a hablar en lenguas. Todos se regocijaron, pues decían que había recibido el Espíritu Santo.

Sin embargo, en los siguientes años quedó demostrado que lo que Lala había recibido era un espíritu nada santo. Los problemas comenzaron casi inmediatamente. Continuamente tenía dolor de estómago y problemas intestinales que los médicos no podían ni diagnosticar ni curar. Empezó a hacérsele difícil escuchar la voz de Dios y leer la Biblia. Cuando nos conocimos, 16 años después de su conversión, era completamente incapaz de mantener la mente clara lo suficiente para leer la Biblia por más de un minuto o dos. La única manera que podía orar era en lenguas. Estaba muy enferma, desalentada y deprimida.

Me di cuenta que lo más probable era que tuviera un demonio de lenguas falsas. Le pregunté si podía hablar en lengua cada vez que quería. Me dijo que sí. Entonces le pedí que comenzara a hablar en lenguas y siguiera hablando en lenguas a pesar de lo que yo dijera.

Cuando comenzó dije: “Espíritu que hablas en lenguas a través de Lala, en el nombre de Jesucristo mi Salvador, te ordeno que me digas lo que piensas de Jesucristo y a qué Cristo sirves”.

Lala se horrorizó cuando de su boca comenzaron a brotar maldiciones. Se puso la mano en la boca para detener las palabras. El espíritu que hablaba en lenguas no había pasado la prueba. ¡Obviamente era un demonio! Lea había permitido que aquel hombre que no conocía le impusiera las manos, y luego había aceptado lo que sucedió sin poner a prueba a los espíritus. Usted me dirá: “¿Cómo es posible que un demonio de lenguas falsas entrara en Lala si ya ésta era cristiana? ¿No estaba protegida?”

La respuesta es “no”, porque Lala había desobedecido los mandamientos que Dios da en la Biblia. Se expuso a una persona que no conocía y aceptó lo que ésta le dio. Además, faltó a la Palabra de Dios al no poner a prueba el espíritu que había recibido para estar segura de que era el Espíritu Santo.

Para deshacerse del demonio le bastó pedirle perdón al Señor por no obedecer completamente Su Palabra. Entonces en voz alta ordenó en nombre de Jesucristo al demonio de las lenguas falsas que saliera de ella. Su estómago y sus intestinos quedaron curados inmediatamente. Volví a saber de ella seis meses después de que arrojara al demonio. Llena de gozo me dijo que ya podía leer la Biblia sin interferencias y que sus relaciones con el Señor eran más profundas que nunca. Podía orar libre y gozosamente.
¿Cuántas personas no habrán recibido demonios de lenguas y profecías falsas por dejar que les impusieran las manos personas que no son verdaderos siervos de Dios? ¿Cuántas no habrán aceptado sanidad demoníaca por el mismo error? El Señor ha luchado fuertemente conmigo y con Elaine en cuanto a esto. Jamás permitimos que nos impongan’ las manos a menos que recibamos del Señor la seguridad de que Él quiere que lo hagamos. Muchas veces por pena, porque la gente no se hiera, nos sentimos tentadas a dejar que nos impongan las manos y oren por nosotros. Un verdadero siervo de Dios no se sentirá insultado si uno le explica que no se siente guiado por el Señor a que nos imponga las manos. Los siervos falsos se enojarán mucho. La humildad es característica de un verdadero siervo del Señor. Vivimos en tiempos peligrosos. Mucho cuidado con las personas a quienes nos sometemos o sometemos a nuestros hijos. Hay muchos lobos disfrazados de corderos.

1 comentario:

  1. Tengo una pregunta que significa cuando oras por alguien imponiendo tus manos en el hombro o la espalda y se te acalqmbran las manos y dientes pesadez y dolor al terminar de orar por esa persona.posteriormente se quita

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