jueves, 26 de diciembre de 2013

LO QUE JESÚS NOS ENSEÑÓ SOBRE NAVIDAD

TRADUCCIÓN DE JORGE CARRIZO SOBRE LAS INSTRUCCIONES DE LOS MAESTROS ASCENDIDOS, EMMET FOX
 


JESÚS Y NAVIDAD 
Son nuestros deseos que en esta última Navidad del Siglo XX reflejen TODO lo que Jesús vino a proyectar, y que el verdadero espíritu de Nativitas se manifieste en ustedes. En vista de que en estos días se ha hecho un alto a las traducciones, aprovechemos el espacio (y el tiempo de ustedes) para reflexionar sobre la enseñanza que, al respecto de lo que JESUS NOS ENSEÑO SOBRE LA NAVIDAD, nos trae Emmet Fox (tomado del libro. "El Nuevo Testamento"):
LO QUE JESÚS NOS ENSEÑO ACERCA DE LA NAVIDAD (I)

El problema asociado con la Navidad es el mismo hoy que el que ha existido desde la primera Navidad. ¿Exactamente qué significa? Jesús vino al mundo, realizó su obra, nos enseñó y nos dejó el conocimiento suficiente conocimiento para encontrar nuestra salvación, y entonces se fue. Diecinueve siglos después todavía no hemos encontrado nuestra salvación de manera total, y siempre por la misma razón: que no entendemos el mensaje Crístico. No caemos en cuenta del verdadero significado de Navidad o de Pascua, como tampoco comprendemos lo que en realidad pasó el Viernes Santo. No entendemos lo que Jesús vino a hacer ni por qué lo hizo, y es esta falta de entendimiento lo que nos mantiene fuera del Reino del Cielo. Desde el principio hasta hoy Jesús ha sido el hombre menos entendido en la historia. Ha sido mal entendido por aquellos que le odiaron, y ha sido mal entendido por aquellos que le buscaron o que de los dientes para afuera alabaron su nombre. Hasta que sepamos algo de lo que en realidad vino a hacer, lo que en realidad quiso decir, no servirá de mucho que nos llamemos "cristianos". Sólo mencionar su nombre no quiere decir nada. Más de una vez dijo que solamente decir «Señor, Señor»1 no nos lleva al Reino de los Cielos.
FESTIVAL ANUAL

La Navidad es el más bello festival de todo el año. No es coincidencia que es el festejo del Niño de las Maravillas, el bebé que creció para cambiar la historia, ya que Navidad simboliza esa cosa mística, la encarnación de Dios en el hombre. Con el advenimiento de Jesús nació el amor en el mundo...así como lo llamado humildad verdadera. Los que vinieron antes habían enseñado justicia, un Dios de misericordia malcarada; pero Jesús enseñó amor y compasión. Puso estas cosas dentro de la raza humana y no volverán a ser desarraigadas nunca más. Ahora bien, es verdad que los cristianos no siempre han exhibido estas cosas a lo largo de los diecinueve siglos transcurridos desde que Jesús vino. No obstante, tales cosas se encuentran ahora en la mente de la raza y en un futuro no muy distante la gente del mundo comenzará a expresarlas. Hemos cruzado el umbral dentro de una Nueva Era y estas cosas serán expresadas. La raza humana cesará de temerse y odiarse entre sí. Se acerca el momento, y a muchos de nosotros nos tocará ver el que estas grandes verdades que Jesús enseñó sean expresadas por todo el mundo. Para Jesús, el Amor Divino era la cosa suprema y vital. Ningún otro ser humano jamás ha amado tanto a su prójimo como Jesús. Él no se ponía sentimental al respecto. Para Jesús amar era la llave tonal a la vida, la entrada a la paz, la armonía y la acción correcta. Amó a la humanidad y lo demostró tanto en su vida como en su muerte.

La historia personal de Jesús se extiende desde el pesebre hasta la cruz, cerca de treinta y tres años en total. El segundo capítulo de Lucas -que, creo, es el capítulo más bello de toda la Biblia- explica el nacimiento de Jesús, ese evento que habría de cambiar todo el mundo. Lucas es un gran artista con las palabras, y relata la historia con incomparable claridad y belleza. Era un hombre muy culto, no un simple pescador. Así, contaba con cualidades literarias que otros evangelistas no tenían. Lucas era naturalmente un hombre muy amable. Era tolerante. Entendía a la gente. En lo profesional, era un médico (Pablo lo llama "el médico amado"). Los médicos son tolerantes. Entienden la naturaleza humana. Dan licencias. A veces el clero se inclina a ser demasiado severo. Esperan que la gente sea perfecta, no así los galenos. Lucas comienza por decir que se promulgó un edicto de César Augusto mediante el cual se decretaba que todo el mundo debía ser empadronado por razones de impuestos. Esto en realidad es una traducción equivocada. La versión autorizada de la Biblia (la de King James---Reina-Valera en Castellano) es la mejor pero contiene algunos errores. El decreto no tenía nada que ver con impuestos. Lo que ocurrió fue que el Emperador decidió tener un censo de la población. En este punto nos podemos preguntar por qué Jesús vino cuando lo hizo. Probablemente nació en el año 6 o 7 a.C. El calendario moderno se basa sobre la supuesta fecha de nacimiento de Jesús pero hoy día sabemos que se cometió un error de seis o siete años. Pero, ¿qué importa eso? Los israelitas habían estado orando por un Mesías durante cientos de años. La explicación de por qué vino en esa fecha en particular es que era el momento para que viniera un gran maestro porque era la primera vez (y única vez en la historia registrada) que el mundo era uno, que estaba unificado. Así, su mensaje podía ser llevado más fácilmente por todo el mundo. Sin embargo, hemos de recordar que en aquellos días "el mundo" era la cuenca del Mediterráneo. Nadie sabía nada de China, de Japón o de Sudáfrica. Para efectos prácticos, el mundo se extendía desde el norte de África donde termina el desierto de Sahara hasta el norte a los ríos Rin y Danubio. Se consideraba que la gente que vivía al norte de esos ríos eran bárbaros y nadie tomaba un interés particular en ellos. Y el mundo se extendía hacia el oeste hasta incluir Gales pero no más allá. Nadie había oído jamás de América, y en el oriente iba hasta el otro lado del Mediterráneo y un poquito más. Ese era el mundo y en aquellos días había un emperador, una ley, por todo el mundo. Era el momento ideal para que viniera el Salvador.

Los padres de Jesús vivían en el norte de Palestina en el pequeño pueblo de Nazaret pero no descendían de la gente de allí. Eran de Judea, en el sur, «del linaje de David». Su hogar ancestral era Belén, y de acuerdo con la ley se movilizaron para Belén a fin de registrarse para el censo. "Belén" significa casa de pan. Como hemos visto, una "casa" simboliza una parte de tu alma, de tu mentalidad. El "pan" en la Biblia siempre representa alimento, no sólo alimento para el cuerpo sino también para el alma -el alimento del conocimiento, del entendimiento y de la experiencia espiritual. Ese es el alimento que Dios te da. Ése es el «pan vivo que descendió desde el cielo». Y Belén, la casa del pan, es la conciencia de dicha Presencia. La Biblia la llama «la ciudad de David», y "David" quiere decir Amor Divino, el Amor Divino que mora en el corazón de todos los seres humanos. Un Amor Divino fuera de ti, supuestamente actuando en alguna otra parte, es tan tuyo y tiene tanto poder para alimentarte y mantenerte con vida como si pusieras tu sangre en un frasco sobre una repisa. El Amor Divino sólo puede subsistir para ti en tu alma. En ninguna otra parte. Tenemos que experimentarlo de primera mano. Cuando María y José se aproximaban a Belén, le sobrevino a María la labor de parto. Se nos dice que no había habitación en la posada. La palabra "posada" en nuestra Biblia quiere decir un khan. El khan no era una posada como nosotros la entendemos sino un recinto de cuatro paredes con una amplia apertura en uno de los lados. Se construían y se colocaban khans separados por un día de viaje entre sí en los caminos de Jerusalén a Jericó, de Jerusalén a Damasco, etc. La gente usaba burros, camellos o, a veces, mulas, y llevaban sus provisiones consigo. Al entrar a un khan por la noche, de alguna manera se protegían de los animales salvajes y posibles asaltantes. Y, por supuesto, en el khan era donde uno se encontraba con otros viajeros e intercambiaba con ellos noticias y chismes. En aquella ocasión habían grandes multitudes en los caminos, de manera que cuando María y José llegaron al khan, lo encontraron lleno. Esto no representaba gran problema porque había un número de cuevas en la vecindad. A menudo estas cuevas eran usadas por los pastores y otros para protegerse del frío o de noches tormentosas, y generalmente se metían con sus animales y todo. Esta fue la clase de cueva en la que María y José pasaron aquella noche memorable. Tenían todo lo que necesitaban. Y había allí un pesebre en la pared de roca en el que podían poner al niño Jesús. La Biblia lo denomina un "establo" pero en eso no hay nada de terrible. En aquel Viejo Mundo la gente cuidaba mejor de sus animales que de sí mismos. Sea como fuere, María y José hubieran podido haber demostrado cualquier cosa que necesitaran, pero ellos no estaban a la caza de bienes materiales. Cuanto más de espiritual tiene la gente, tanto menos necesita lo material.

A medida que revisamos el relato de la Navidad, tenemos que recordar que todo en la Biblia es tanto alegórico como místico. Es por eso que en la Biblia encontramos tantos diagramas para vivir. Todo en la vida de Jesús es tanto alegórico como místico. Y, por supuesto, todo en nuestras vidas también es una alegoría de nuestras propias almas. Todo aquello que haces, todo lo que te pasa, es una dramatización de algo en ti mismo. Y la vida de Jesús es una dramatización del alma cristificada, el alma que ha escogido el Sendero Espiritual. Así que la vida de Jesús nos provee de muchos diagramas para vivir, sea que sigamos los pasos del Maestro o que tratemos de hacerlo solos. Cuando llegó el Niño de las Maravillas, no llegó a un palacio real como muchos pensaban que lo haría, quizás entre los Herodes. Muchos de los israelitas que habían estado orando por la venida del Mesías pensaron que nacería en un palacio. Estaban esperando a alguien que restablecería un reino material y que restauraría las glorias perdidas que los israelitas habían conocido bajo Salomón. Y alguna de la gente más devota y santa decían que seguramente nacería en una de las familias eclesiásticas adjuntas al templo; pero así no pasó. Nació en una familia sencilla y en un establo.
SENCILLEZ FAMILIAR
El "establo" simboliza nuestro presente estado de conciencia con sus sentimientos de desmerecimiento. Simboliza el Cristo que nace en cualquiera de nosotros en el momento que le damos todo nuestro corazón a Dios. Es allí cuando nace el Cristo, cuando nos resolvemos a poner a Dios de primero en nuestras vidas, no de segundo. Sentimos que somos indignos y que en nuestro corazón no hay lugar para el Cristo. La gente erradamente trata de hacerse merecedores. Es una pérdida de tiempo. Pero si nos volvemos hacia Dios y -al igual que el centurión- decimos: "yo sé que no soy digno que entres en mi casa, pero ya que Tú eres el Amor Divino, a pesar de todas mis fallas y deficiencias, me puedes hacer merecedor de que vengas a mí", entonces el Cristo lo hará. En otras palabras, el Cristo entra a un establo, no a un palacio, pero el Cristo santifica y glorifica ese establo de manera que se convierte en el templo del Dios viviente.
LA OVEJA, EL BURRO Y EL BUEY
En la vieja tradición y las pinturas clásicas del advenimiento siempre aparecen un burro, un buey y una oveja en el establo. El "burro" representa esta mente nuestra que a menudo se pone terca. Al burro nunca se le ha dado el crédito de ser muy intelectual, sabiamente o no. El burro significa la mente humana que no ha sido iluminada por el Cristo. El "buey" representa el cuerpo, el tirón de las fuerzas animales que mantienen a mucha gente fuera del reino. Y la "oveja" representa nuestra naturaleza espiritual. El Cristo nace y unifica a estos tres.

OBSERVANCIA Y PASTORES
Observamos la Navidad en la última semana de Diciembre. Los primeros cristianos se propusieron conseguir que sus seguidores de alejaran de las celebraciones paganas de Roma, por lo que fijaron que la Navidad ocupara el lugar de la Saturnalia romana con sus prácticas paganas. Sin embargo, Jesús no nació en invierno. Nació en la primavera o temprano en el verano. Los pastores, recordaréis, estaban en las colinas con sus ovejas. Los pastores del relato navideño eran gente sencilla pero muy espiritual. Por los últimos cuatrocientos años desde el Renacimiento, la tendencia en Occidente (en Europa y América) ha sido la de asociar la espiritualidad con la cultura y la educación. Estas van bien juntas pero son cosas diferentes. En el Viejo Mundo era diferente. Un hombre sin educación, un pastor, un yuntero, un marino, un pescador, lo más seguro era que no fuera un gran santo -en el sentido de aquél que es espiritual y que goza de un contacto con Dios. Y así estos sencillos pastores tenían un entendimiento espiritual. Fíjense que no dije "pobres" pastores. ¿Cómo puede ser pobre un hombre que tiene todo lo que necesita? No supongo que estos pastores tuvieran más que los vestidos sobre sus hombros, que una sencilla cabaña donde vivir, y sus ovejas; pero eso era todo lo que necesitaban. Sin embargo, tenían algo más. Tenían la hueste estrellada arriba y a su alrededor las colinas y los vientos y el siempre-desenvolvente milagro de la vida. Y... tenían el tiempo para pensar y meditar y lograr el entendimiento espiritual. Tenían un conocimiento de Dios que a duras penas podían tener ninguno de los eruditos de la época, y sabían que algo importante estaba aconteciendo. Todos los chicos astutos en Roma, Alejandría, Corinto y otros lugares no tenían ni idea al respecto. Pero los pastores sí. Y la cosa maravillosa pasó. Un ángel se les apareció.

VISIÓN ANGÉLICA

Ahora, en estos días de grandes logros científicos y gran materialismo, hay alguna gente que dice: "La aparición de un ángel es una bella idea pero, por supuesto, no podía pasar. Quizás los pastores sencillamente se lo imaginaron. No es posible ver ángeles." Y están en lo correcto también en cuanto a ELLOS MISMOS concierne. Sólo aquellos que tengan visión angélica verán a los ángeles. Los ángeles son la inspiración que Dios manda en momentos altos de conciencia. Dios envía a Sus ángeles en tiempos de tensión y necesidad, y traen un pensamiento inspirador o una bella idea. Traen la energía sanadora. Traen júbilo. Y nos dicen todas esas cosas agradables e inefables que nunca conoceríamos por cuenta propia. A veces el arcángel Gabriel entra a tu conciencia y, si le dices que sí, entonces pasa algo maravilloso. Algo nace en tu alma que se quedará contigo por el resto de tu vida. Pero es tu privilegio el decir que no, si así lo deseas. Cuando te pones cínico, crítico o te amargas, cuando cedes al resentimiento y desánimo, estas no son más que formas distintas de la misma actividad negativa. Le estás diciendo que "no" al ángel, le estás diciendo que "no" a Dios y, en consecuencia, le estás diciendo que "no" a la vida. Pero te aconsejo, te insto de la manera más profunda, que cuando el ángel venga le digas que "sí". No te busques ninguna excusa. No digas que no puedes creer en eso o que no eres lo suficientemente bueno. ¿Acaso crees que Dios abriga alguna ilusión a ese respecto? Dile que "sí" al ángel, y le estarás diciendo que "sí" a una vida más abundante. Cuando el ángel se le apareció por primera vez a los pastores, la primera reacción de ellos fue miedo. «Y tuvieron gran temor».6 ¡Oh, cuán humano! ¡Cuán parecido a nosotros! Al principio tuvieron miedo porque les parecía demasiado bueno para ser verdad. Esa es la tragedia de la naturaleza humana. Pensamos que algo es demasiado bueno para ser verdad, pero la perturbación nunca nos sorprende. Nos lamentamos de ella pero nunca pensamos que es demasiado mala para ser verdad.
TEMOR AL CAMBIO

Cuando acontece algo nuevo y extraño lo primero que siente la mayoría de la gente es miedo. La mayoría de la gente tiende a interpretar algo inesperado como malo y peligroso. Una gran idea que le ha servido a muchos es: "Veo el ángel de Dios en cada cambio". Nunca temas porque viene un cambio a tu vida. Dios nunca cierra una puerta sin abrir otra. Así que cuando se dan algunos cambios y comienzas a asustarte, dile a tí mismo: "Veo el ángel de Dios en este cambio".
Así que el ángel le dijo a los pastores -y éste es uno de los textos más importantes de la Biblia-: «No temáis». ¡Qué oración tan grande! «No temáis, porque he aquí os doy nuevas de gran gozo-».7 Y vino entonces una multitud de las Huestes Celestiales de Ángeles, porque cuando el ángel viene y le dices que "sí", entonces obtienes más de lo que jamás soñaste. Y la Música Celestial comenzó a sonar y ellos la escucharon. Y, de nuevo, aquellos que oyen la Música Celestial son los que llevan Música Celestial en sus corazones. La Música Celestial siempre está sonando pero existe sólo para aquellos que la pueden oír.
MENSAJE Y SEÑAL

Los ángeles trajeron a los pastores un mensaje que ellos podían entender. «Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre». He aquí algo que les resultaba muy conocido a ellos -un pesebre. Ellos probablemente sabían exactamente en cuál cueva se podía encontrar al bebé. Se les había dicho todo lo que necesitaban saber, quizás tanto como podían entender. ¿Cómo se le podría decir más a nadie? ¿Cómo se nos podría decir más de lo que fuéramos capaces de entender? La Biblia está llena de conocimiento e inspiración. El aire está que hormiguea con eso pero el ciego no puede ver la luz, ni el sordo oír la música. Y todos estamos ciegos a la Luz de Dios y sordos a la Música de las Esferas. No vemos y no oímos por lo que decimos: "No está allí", pero claro que está. Cuando Salomón se convirtió en rey de Israel no le pidió a Dios riquezas ni honores. Oró por conocimiento y sabiduría, y por un corazón con entendimiento; y, en consecuencia, le llegaron las riquezas y los honores en abundancia. Estos pastores recibieron su inspiración, aceptaron el mensaje y no se quedaron allí sentados sin hacer nada esperando que algo pasara. Se fueron y encontraron al niño Cristo. Y, por supuesto, la cosa una que importa en nuestras vidas desde el nacimiento hasta la muerte es que encontremos al niño Cristo. Debemos encontrarlo por nosotros mismos, encontrarlo en un establo y dejarlo crecer y que lo convierta en un palacio. No en un palacio material, no uno que se construye con las manos, sino el templo del Espíritu Santo.

LOS MAGOS DE ORIENTE

Mateo añade otro detalle importante del relato navideño. Antes de encontrar al Cristo en la persona de Jesús, Mateo era un recolector de impuestos. Se sentaba en la recepción de la aduana cobrándole impuestos a todo viajero y mercader que pasara por Jerusalén oriundo de todas partes del mundo. Había conocido a muchos extranjeros, y era muy natural que estuviera particularmente interesado en unos forasteros que habían venido toda la distancia desde Persia a rendirle homenaje al infante Jesús. Mateo los llama los Magos que vinieron de Oriente. Eran sabios porque eran espirituales. Se habían pasado mucho de su tiempo en oración y viviendo la vida espiritual, y ellos sabían que algo maravilloso estaba pasando en la Tierra. Habían visto una estrella. La siguieron y ésta los condujo al bebé en Belén. La gente que se mantiene cerca de Dios sabe muchas cosas que la gente que no, no tiene manera de saber.
ASTROLOGÍA Y ZODIACO
La gente de los tiempos antiguos tenían una mentalidad astrológica. Es así como encontramos que la Biblia, comenzando por el Libro del Génesis, está plétora de alusiones a los doce signos del Zodiaco. En el cuarto día de la creación, dijo Dios: «Que haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de signos [signos zodiacales] para las estaciones, para días y años.» En el Libro de Jueces encontramos que las doce tribus de Israel se acomodaban en el campamento según los doce signos del Zodiaco y sus lábaros retrataban estos signos. Así que no ha causar sorpresa encontrar que los Reyes Magos del Oriente estaban profundamente interesados en la astrología, y que siguieran una estrella hasta el pesebre donde yacía el niño Cristo. Pero lo que sí es sorprendente es que no había una estrella sino DOS.
CONJUNCIÓN ESTELAR
Durante muchos años eruditos y estudiantes de historia religiosa sintieron que este relato de la estrella que los Reyes Magos siguieron debía ser puramente figurativo. Pero más recientemente han venido a la luz algunos documentos olvidados hace mucho tiempo. Kepler, el astrónomo y matemático, había realizado ciertos cálculos allá por 1603. En ese año observó una conjunción poco usual de los planetas Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis. Había un orto helíaco de los dos planetas, lo cual quería decir que ambos aparecían estar juntos tan cerca, que parecían ser una estrella terriblemente brillante. Siguiendo una corazonada, hizo los cálculos para atrás partiendo de ese año y encontró que 1,610 años antes -en el año 7 a.C para ser exactos, el año en que nació Jesús- había habido una conjunción similar de los dos planetas. De manera que la estrella que los Reyes Magos indudablemente siguieron era, en realidad, la conjunción de Júpiter y Saturno. Y hay aquí algo de simbología interesante por cuanto en la tradición judía Piscis era el signo zodiacal de Israel. Se consideraba a Júpiter la Estrella Real que gobernaba la tribu de Judá; y Saturno era el Protector de Israel. Consecuentemente, los Reyes Magos intuitivamente sintieron que un gran evento estaba aconteciendo en Judea. Esta era la estrella de la revelación que ascendió por el Oriente. La estrella del Oriente es la estrella de la mañana. Es el primer destello, el primer amanecer de la Verdad Crística. En la Biblia y en otras partes -como hemos observado anteriormente- el "Oriente" siempre representa el espíritu, la verdad. «Porque su estrella hemos visto en el oriente---». Cuando ves la estrella en Oriente todavía no has encontrado al niño Cristo, pero estás convencido de que existe y de que lo quieres, y de que lo vas a encontrar. Los Reyes Magos vieron la estrella en Oriente y la siguieron, y ella los llevó al niño Cristo. Ellos habían estado buscando a Dios y siempre se encuentra lo que se busca.

REGLAS DE LA VIDA ORDINARIA

Después que nació el niño fue llevado al templo conforme a las leyes y reglas de la época. Cuando estas tratando de vivir la vida espiritual, tienes que cumplir con las reglas y regulaciones de la vida ordinaria. No puedes estar en el Sendero Espiritual a menos que seas un buen ciudadano, un buen padre, hijo, marido, mujer, hermano, o hermana. Así que llevaron el niño al templo y realizaron allí las acostumbradas ofrendas de dos tórtolas para que «se realicen todas las cosas». Las "tórtolas" representan la inspiración. Más adelante, cuando Jesús comenzó su ministerio con Juan el Bautista en el río Jordán, «he aquí que los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.»
LOS VIEJOS DEL TEMPLO
En el templo se encontraba un viejo llamado Simeón, quien había dedicado su vida a Dios, y también sabía lo que estaba pasando. El Espíritu Santo -la inspiración Divina- le había revelado «que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor». Según dijéramos antes, cuando le das tu plena devoción a Dios, a menudo sabes de cosas antes de que pasen. Daniel sabía lo que le iba a pasar. Juan el Bautista sabía lo que le iba a pasar. Muchos otros en la Biblia han tenido premoniciones. Y Jesús era el supremo ejemplo de esto. Así que Simeón sabía justamente lo que estaba pasando, lo sabía desde hacía meses, quizás años. Y también había una mujer de mucha edad en el templo, una profetisa llamada Ana. Ella también sabía lo que estaba pasando. Ambos dieron gracias por la aparición -¡al fin!- del Mesías por el cual habían estado orando generaciones de gente. Cuando Simeón tomó al infante Jesús en sus brazos, bendijo a Dios. Algo raro esto. ¿Cuán a menudo bendecimos nosotros a Dios? Generalmente estamos demasiado ocupados pidiéndole bendiciones a Dios como para que pensemos en bendecirle a Él. Empero, bendecir a Dios es una poderosa forma de oración afirmativa ya que la misma significa enviar pensamientos de amor y gratitud al Dador de todo buen regalo.
GENTIL PROFECIA

«Luz para revelación de los gentiles». Esta aseveración era profética ya que cuando una mujer cananea, una gentil, vino a Jesús para que le curara su hija, los discípulos trataron de despacharla. Pero Jesús dijo, «No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.» Y volteándose hacia la mujer, probó la sinceridad de ella diciendo, «No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos». Y ella contestó, «Sí, Señor; pero aún los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos». Y así Jesús le curó la hija, observando, «Grande es tu fe; hágase contigo como quieres». María y José, habiendo realizado sus deberes religiosos, regresaron a su hogar en Nazaret, «y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él». Éste es el principio de la vida de Jesús, comenzando con el pesebre y terminando finalmente en la cruz.
¿DIVINIDAD ÚNICA?
Ahora, antes de que Jesús llegara a la Tierra, Él era un gran ser espiritual, y cuando decidió regresar a la Tierra, tuvo que nacer de un ser humano. ¿Era él Dios? Sí, y también lo somos todos nosotros. Jesús era Dios mas no Espíritu Infinito. La totalidad de Dios no podría estar limitada a la forma humana. Jesús era la expresión de Dios, la individualización de Dios, tanto cuanto lo somos todos y cada uno de nosotros. No obstante, Jesús sabía que Él era Dios mientras que nosotros tan sólo esperamos y vagamente creemos que lo seamos, pero no lo sabemos. Cuando lo sepamos, entonces seremos capaces de hacer las cosas que Jesús hacía, tal y cual Él prometió que lo haríamos. ¿Qué pensaba Jesús de la Navidad? ¿Qué pensaba de su nacimiento en la Tierra? Estoy seguro que la mayoría de nosotros nos hemos preguntado lo mismo acerca de nosotros mismos. ¿Por qué nacimos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué significa la vida? La totalidad de la vida de Jesús es la respuesta a estas preguntas en cuanto a Él concernía, y estas respuestas conforman muchos dramáticos diagramas para vivir. Cuando lo llevaron ante Pilatos Jesús fue cuestionado en cuanto a sus actividades y declaraciones. Él respondió: «Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz». Y Pilatos le preguntó: «¿Qué es la verdad?» Buena pregunta. La búsqueda de la Verdad no tiene fin. No solamente la búsqueda de los clérigos, filósofos y estudiosos, sino de los científicos también. Cada vez que algo "nuevo" es descubierto, a otra faceta de la Verdad se le ha quitado la cubierta, otro hito en la carretera hacia la Verdad ha sido alcanzado. Quizás podríamos definir la Verdad Absoluta como Dios Mismo. Todas las otras verdades son relativas a ésta. Jesús vino a atestiguar la Verdad de Dios y se pasó Su vida demostrando el poder disponible a aquellos que vincularan sus mentes con dicha Verdad.

UNO DE NOSOTROS

Jesús no estaba del todo obligado a venir a la Tierra. A diferencia del resto de nosotros, Él escogió regresar a fin de realizar una gran obra para con la humanidad; y por lo tanto con todo derecho se le denomina el Salvador del Mundo. Nuestra emancipación espiritual y física hubiera venido mucho más lentamente de no haber sido por la obra que realizó Jesús en (y a la) mente de la raza. A fin de ayudarnos, Jesús tuvo que convertirse en uno de nosotros, tuvo que nacer de una mujer y regresar dentro de la raza humana. Nada puede hacerse desde afuera. Ni siquiera Dios nos ayuda desde afuera. ¿Cómo nos cura Dios? ¿Cómo nos libera Dios del pecado? ¿Cómo nos perdona? No desde afuera, sino trabajando en nosotros, cambiando nuestra conciencia. Cuando se cambia lo interno, el cambio externo sigue en conformidad con dicho cambio interno. Nada puede ser salvado desde afuera y nada puede ser destruido desde afuera. Ningún país jamás ha sido destruido desde afuera. El Imperio Romano no fue destruido por los bárbaros; ellos sólo entraron y tomaron el botín. El Imperio Romano fue destruido por el deterioro interno. Grandes instituciones como los grandes imperios mueren desde adentro. Ninguna iglesia jamás ha sido destruida a punta de persecución. Al contrario, "la sangre de los mártires es la semilla de la iglesia". Cuando una iglesia muere lo hace desde adentro. Muy poco es lo que se nos dice de la vida temprana de Jesús, pero cuando vino a la Tierra tuvo necesariamente que perder la mayor parte de su conciencia avanzada por algún tiempo a fin de convertirse en un bebé. Un pequeño bebé no puede posiblemente tener la conciencia de un hombre, mucho menos la conciencia que Jesús tenía antes de encarnar. Sin embargo, con María y José como sus padres terrenales, fue criado en la atmósfera apropiada y con la instrucción que necesitaba. Eran ellos padres sensatos. A pesar de saber que Jesús era un bebé muy especial, no trataban de hacer de él un genio.
VIDA TEMPRANA
El primer relato de la juventud de Jesús se da a los doce años de edad pero su primer despertar tiene que haberse dado alrededor de los siete años, posiblemente un poco antes. El niño dejó de ser un bebé. De allí en adelante se daría un continuo desenvolvimiento hasta que a la edad de la pubertad comenzó a comprender quién era en realidad y por qué había venido. Los judíos tienen su bar mitzvah y la mayoría de las iglesias cristianas tienen alguna forma de confirmación para corresponder con ese momento en que se considera que el niño ya tiene la edad suficiente para ser responsable de su propia vida espiritual. Así, un día cuando el niño Jesús estaba orando y meditando por su cuenta, de repente comenzó a comprender y recordó cómo había planeado esto antes de nacer, cómo había seleccionado este trabajo y lo que tenía por delante.
PRIMERA OPORTUNIDAD

La primera gran oportunidad se dio cuando sus padres lo llevaron a Jerusalén para la fiesta de Pascua. Se encontró a sí mismo discutiendo importantes cuestiones religiosas y filosóficas con los ilustrados doctores y eruditos en el templo. "Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.» 18 Los padres de Jesús tenían ya un día de viaje rumbo a casa cuando se dieron cuenta que Jesús no estaba con ellos. Volviendo sobre sus pasos, pasaron tres días antes de que le encontraran en el templo. Y si bien no dejaron de sorprenderse ante el entendimiento que su hijo desplegaba, lo trataron como cualquier pareja de padres trataría a un niño ordinario. «Hijo -le dijo su madre-, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia». Y continúa narrando el relato que regresó a Nazaret con ellos, «y estaba sujeto a ellos». Así, a pesar de su avanzado entendimiento, Jesús continuó siendo un niño bien disciplinado.
AÑOS OCULTOS
Mucha ha sido la especulación que se ha dado en torno a los años ocultos de la vida de Jesús, el tiempo entre su primera aparición en el templo y el comienzo de su ministerio público, un período de aproximadamente dieciocho años. El hecho simple es que se pasó este tiempo en preparación. No hay ninguna gran obra que se lleve a cabo sin la preparación adecuada, y para la clase de trabajo que Jesús había venido a hacer se requería de mucho tiempo y estudio así como horas y días pasados en oración y meditación. Jesús nunca pensó que estaba demasiado avanzado para orar. Hay algunos por allí que no hacen más que recibir un leve barniz de enseñanza metafísica y ya consideran que si hacen un par de afirmaciones y la demostración no se da inmediatamente, es mejor abandonar toda la cuestión. No así Jesús. Aún después de haber comenzado su ministerio, no dejaba de orar.
MAESTRO Y ALUMNO
Así que Jesús obtuvo la instrucción que necesitaba. Es obvio que tenía más profundidad que sus maestros pero el buen maestro puede ayudar al estudiante a realizar, controlar y expresar sus capacidades. Un buen maestro de canto puede entrenar a una prima donna aunque puede que él nunca haya alcanzado fama alguna como cantante. Así que había gente que le enseñó a Jesús. Él viajó, se familiarizó con las grandes religiones de la época y comenzó su ministerio cuando tenía aproximadamente treinta años de edad. Trabajó durante tres años, y se fue.
PROFECÍAS
Jesús tenía una gran visión profética. Predijo la actual Era de Acuario e hizo mención indirecta de la misma cuando sus discípulos estaban haciendo los preparativos para esa Pascua final que habría de convertirse en la Última Cena. Les dijo que siguieran al hombre del cántaro -y el hombre del cántaro, el jardinero, es el símbolo de esta Era. Jesús sabía de antemano lo que habría de darse en cuanto a la crucifixión pero no en detalle. Resultó ser más difícil de lo que había anticipado y le pidió a Pedro, Santiago y Juan que le ayudaran. Él no era infalible. Y entonces pensó que el fin de la cuestión iba a venir mucho más rápido de lo que ocurrió. Pero a pesar de estos aparentes inconvenientes, él fue el más grande ser que haya venido a la Tierra hasta la fecha.

LA ENSEÑANZA

Jesús vino a enseñar compasión y amor del uno por el otro. Nunca perdió ni un momento en tristes especulaciones metafísicas -como las que tanto daño le han causado a la India y otras partes de Asia, la clase de cosas en las que tanto tiempo se perdía durante la Edad Media cuando hombres serios se ponían a argüir cuántos ángeles se podían parar en la punta de un alfiler. Jesús enseñó la alta metafísica y la alta espiritualidad, y su piedra angular era la compasión y el amor. Dijo Jesús: «En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviéreis amor los unos con los otros». Cuando alguien venía y le decía, «Maestro, te amamos», Él sonreía y contestaba: «Si me amáis, observad mis mandamientos». Si observamos sus mandamientos, esto es, si seguimos sus enseñanzas y vivimos la vida, entonces seremos sus discípulos. Si nos amamos los unos a los otros en pensamiento, palabra y acción, entonces estaremos camino al pesebre y la Estrella de Oriente estará adelante de nosotros para mostrarnos el camino. Este es el relato del niño de Navidad. Pero cuán equivocado resultaría pensar que el cuento terminó hace dos mil años cuando Jesús se desmaterializó en lo que llamamos la Ascensión. La verdad es que la cuestión se está dando en todo momento, y que es la intención de Dios que sea para todo el mundo. Jesús enseño que un niño Cristo podría nacer en todas y cada una de las almas. «He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos». Dios no tiene preferencia alguna. No hay asientos reservados en el Cielo. Todos somos lo mismo ante Su mirada. Todos tenemos el mismo poder y la misma capacidad. Las ceremonias externas no hacen ninguna diferencia. Ninguna organización o persona tiene el monopolio de esto. Es tu corazón y el nivel de tu conciencia lo que lo determina todo. Si mantienes tu corazón como lo hicieron los pastores, comenzarás a saber cosas que no puedes encontrar en un libro o sermón. Oirás el Coro Celestial, y el Cristo niño nacerá y tú estarás allí para recibirle. Después de eso, «No habrá nada que os pueda perjudicar».

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