sábado, 21 de diciembre de 2013

Dar y recibir


En la búsqueda constante por estar en equilibrio deberíamos detenernos a evaluar si nuestra balanza de dar y recibir se encuentra nivelada.
Tan importante es dar como recibir. Algunos sentimos una inmensa necesidad de dar, y estamos a la caza del que necesita afecto, compañía, apoyo o ayuda de cualquier tipo, nos creemos los salvadores de la humanidad, inicialmente nos sentimos felices y satisfechos porque podemos servir, porque somos importantes o apreciados por los demás. Pero pasa el tiempo y poco a poco vamos sintiendo un vacío emocional, porque en nuestra obsesión por estar para los otros no nos hemos abierto a recibir.
Si bien es cierto que la mejor forma de dar es cuando no se espera nada a cambio (cuando se da con amor y compasión), también es cierto que para mantener nuestra energía en equilibrio es indispensable recibir, con amor, humildad y profundo agradecimiento, dejando de lado la actitud de “todo poderosos”. Entender que el camino es más agradable cuando aprendemos a compartir nuestras preocupaciones, ilusiones y esperanzas, nunca se sabe que ángel puede estar por ahí dispuesto a ayudarnos.
La mayoría de las mujeres tenemos una tonta actitud de sacrificio, sentimos que tenemos la obligación de darlo todo a todos. Esa creencia nos limita para auto-realizarnos, nos cierra a recibir y nos deja vacías.
Abrámonos a recibir cariño, halagos, palabras dulces, regalos, atenciones, permitamos que los demás hagan cosas por nosotros.
Para algunas corrientes espirituales orientales el equilibrio de dar y recibir está dado por la sana relación con la madre, reflexionemos acerca de los sentimientos y emociones que envuelven la relación con nuestra madre. Sanemos la culpa y el rencor; perdonemos y pidamos perdón, agradezcamos su presencia en nuestra vida y “mágicamente” notaremos como todas nuestras relaciones personales mejoran y en consecuencia nuestra energía espiritual se eleva.

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