Se afirma que el Tambor es el instrumento musical más antiguo conocido por la humanidad. Considero que la mayoría hemos experimentado "cambios" a través de él, hay algo en su sonido, en su vibración sonora, que mueve la “sangre”, que nos convoca a reunirnos, a seguir su ritmo, a movernos en su entorno.
En México podemos hablar del huehuetl, el cual en el pasado del Anáhuac, siempre iba acompañado por el teponaztli. El huehuetl en el presente define el ritmo del paso de danza, se ubica en el círculo, en la flor de ofrenda de la danza.
En el norte de la ahora América; en las blancas y heladas regiones del norte de Siberia, en Rusia, y en muchos otros sitios del cuerpo de la Madre Tierra, encontramos que ha prevalecido el tambor de la luna, el tambor redondo, conocido también como tambor chamanico. Su proyección se expande, su compañía es apoyo invaluable en determinados rituales, como el temazcal por ejemplo, en la inducción de estados de trance, en el ingreso a estados de conciencia acrecentada.
El tambor en África y su influencia en América: es sabido que los tambores bata de la Religión Yoruba, son considerados sagrados, desde la forma en que son fabricados, hasta su cuidado, requiere de condiciones especiales.
Los tambores en Japón, en Brasil, en vastos sitios del planeta, son considerados un instrumento de percusión mágico y maravilloso.
En España, la ciudad de Hellín, en la provincia de Albacete, situada en el sureste del país, es conocida como “La Ciudad del Tambor”. Desde hace siglos atrás se reúnen en la llamada Semana Santa, un promedio de veinte mil tamborileros, por horas y días percuten su tambor, presentando de esa forma una ofrenda.
El corazón de la Madre Tierra, nos habla a través del TAMBOR, escuchemos su llamado de paz, armonía y buena voluntad. Obremos en congruencia.
Con Amor Infinito: Lolita Vargas Malinalticitl
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