Usted tal vez, a estas alturas, podrá estar pensando lo siguiente: Está todo muy bien, pero Jesucristo era pobre. La virtud está en la pobreza. Y siguiendo a Jesucristo está esa legión inmensa de sacerdotes y religiosas.
En primer lugar, Jesús no era pobre. Simplemente, no era pobre. ¿Cómo puede ser considerado pobre quien es Hijo de Dios, uno con el Creador del mundo? ¿Usted oyó hablar alguna vez que Jesús no tuviese alimentos para sus comidas ni ropas que vestir?
Jesús se sentía libre de las preocupaciones, porque nada le faltaba. Él adoraba la vida que llevaba. Recorriendo las regiones de Judea, de Galilea, de Samaria, se sentía inmensamente feliz, uno con la naturaleza y con el universo, llevando a todos su palabra de amor, de fe, y extendiendo hacia todos su poder de curar. Jesús vivió inmerso en las riquezas del amor y de la paz, teniendo como casa el mundo todo y como techo la inmensidad azul del cielo. Él escogió esa vida y siempre se sintió bien así.
Jesús se sentía libre de las preocupaciones, porque nada le faltaba. Él adoraba la vida que llevaba. Recorriendo las regiones de Judea, de Galilea, de Samaria, se sentía inmensamente feliz, uno con la naturaleza y con el universo, llevando a todos su palabra de amor, de fe, y extendiendo hacia todos su poder de curar. Jesús vivió inmerso en las riquezas del amor y de la paz, teniendo como casa el mundo todo y como techo la inmensidad azul del cielo. Él escogió esa vida y siempre se sintió bien así.
De la misma manera, el sacerdote y la religiosa llevan una vida escogida espontáneamente. Cada uno vive como quiere. Si alguien desea vivir en una torre y se siente feliz, que haga como quiera. Toda persona es dueña de sí misma y ha de buscar los caminos de su felicidad y realización. A los demás no corresponde juzgar. Si yo quiero vivir en el bosque, vistiendo pieles y alimentándome de miel silvestre y frutas, pasando mis días en la contemplación de la naturaleza, y eso me deja feliz, lo hago, pues la vida es mía y quiero disfrutar al máximo de ella. Viviendo así, yo vivo inmerso en la abundancia infinita, que todo me provee y que me sustenta a su debido tiempo.
Si yo estuviese viviendo esa vida, temeroso, carente, sufriendo privaciones, nervioso y disgustado, entonces esa vida no es buena, pues no me hace feliz.
Cada uno puede escoger la vida que desee, pero eso no significa que sea el único modelo de vida a ser enseñado y aplicado.
Cada uno puede escoger la vida que desee, pero eso no significa que sea el único modelo de vida a ser enseñado y aplicado.
Usted puede tener apenas un centavo en el bolsillo y ser tan avaro, tan rebelde y tan enfermo como un rico que no sepa emplear correctamente sus bienes.
Escoja la vida que desee y viva con intensidad, con amor, con entusiasmo, con alegría y en paz. Si usted se siente bien, sus ojos brillarán con un brillo divino, compasivo, benévolo y amoroso.
Escoja la vida que desee y viva con intensidad, con amor, con entusiasmo, con alegría y en paz. Si usted se siente bien, sus ojos brillarán con un brillo divino, compasivo, benévolo y amoroso.
La riqueza infinita está ahí a disposición de todos y usted se servirá de ella como quiera, en la cantidad que quiera.
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