martes, 6 de noviembre de 2012

EL ESPEJO DE LAS RELACIONES




¿Por qué nos atraen ciertas personas y sentimos rechazo hacia otras? 

Tú y yo somos lo mismo. Todo es lo mismo. Todos somos espejos de los demás y 

debemos aprender a vernos en el reflejo de las demás personas.

A esto se llama espejo de las relaciones. A través del espejo de una relación, descubro mi

yo no circunscrito. Por esta razón, el desarrollo de las relaciones es la actividad más

importante de mi vida.

Las relaciones son una herramienta para la evolución espiritual cuya meta última es la

unidad en la conciencia.

Todos somos inevitablemente parte de la misma conciencia universal, pero los verdaderos

avances tienen lugar cuando empezamos a reconocer esa conexión en nuestra vida

cotidiana.

Las relaciones son una de las maneras más efectivas para alcanzar la unidad en la

conciencia, porque siempre estamos envueltos en relaciones.

Piensa en la red de relaciones que mantienes: padres, hijos, amigos, compañeros de

trabajo, relaciones amorosas.

A través del espejo de las relaciones, de cada una de ellas, descubrimos estados

prolongados de conciencia.

Tanto aquellos a quienes amamos como aquellos por quienes sentimos rechazo, son

espejos de nosotros.

¿Hacia quiénes nos sentimos atraídos?

Hacia las personas que tienen características similares a las nuestras, pero eso no es todo.

Queremos estar en su compañía porque subconscientemente sentimos que al hacerlo,

nosotros podemos manifestar más de esas características.

Del mismo modo, sentimos rechazo hacia las personas que nos reflejan las características

que negamos en nosotros.

Si sientes una fuerte reacción negativa hacia alguien, puedes estar seguro de que tú y esa

persona tienen características en común, características que no estás dispuesto a aceptar.

Si las aceptaras, no te molestarían.

Cuando reconocemos que podemos vernos en los demás, cada relación se convierte en una

herramienta para evolución de nuestra conciencia.

Gracias a esta evolución experimentamos estados extendidos de conciencia.

La próxima vez que te sientas atraído por alguien, pregúntate qué te atrajo. ¿Su belleza,

gracia, elegancia, autoridad, poder o inteligencia?

Cualquier cosa que haya sido, sé consciente de que esa característica también florece en ti.

Si prestas atención a esos sentimientos podrás iniciar el proceso de convertirte en ti más

plenamente.

Lo mismo se aplica a las personas hacia las que sientes rechazo.

Al adoptar más plenamente tu verdadero yo, debes comprender y aceptar tus características

menos atractivas.

La naturaleza esencial del Universo es la coexistencia de valores opuestos.

No puedes ser valeroso si no tienes a un cobarde en tu interior; no puedes ser generoso si

no tienes a un tacaño; no puedes ser virtuoso si no tienes la capacidad para actuar con

maldad.

Gastamos gran parte de nuestras vidas negando este lado oscuro y terminamos

proyectando esas características oscuras en quienes nos rodean.

¿Has conocido personas que atraigan sistemáticamente a su vida a los sujetos equivocados?

Normalmente, aquéllas no comprenden por qué les sucede esto una y otra vez, año tras

año.

No es que atraigan esa oscuridad; es que no están dispuestas a aprobarlas en sus propias

vidas. Un encuentro con una persona que no te agrada es una oportunidad para aceptar la

paradoja de la coexistencia de los opuestos; de descubrir una nueva faceta de ti.

Es otro paso a favor del desarrollo de tu ser espiritual.

Las personas más esclarecidas del mundo aceptan todo su potencial de luz y oscuridad.

Cuando estás con alguien que reconoce y aprueba sus rasgos negativos, nunca te sientes

juzgado. Esto sólo ocurre cuando las personas ven el bien y el mal, lo correcto y lo

incorrecto, como características externas.

Cuando estamos dispuestos a aceptar los lados luminoso y oscuro de nuestro ser, podemos

empezar a curarnos y a curar nuestras relaciones.

Todos somos multidimensionales, omnidimensionales. Todo lo que existe en algún lugar

del mundo también existe en nosotros.

Cuando aceptamos esos distintos aspectos de nuestro ser, reconocemos nuestra conexión

con la conciencia universal y expandimos nuestra conciencia personal.

Una vez que puedas verte en los demás, será mucho más fácil establecer contacto con ellos

y, a través de esa conexión, descubrir la conciencia de la unidad.

Éste es el poder del espejo de las relaciones.

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