viernes, 20 de abril de 2012

El amor y la amabilidad son señales de la 5a. dimensión‏


La luz y la amabilidad son señales de la 5a. dimensión. 

Hay señales que nos avisan de nuestra llegada a la conciencia de la 5a. dimensión.  El amor y la amabilidad son dos señales sobre las cuales se basa nuestra experiencia interdimensional. El amor es la vibración más elevada en el universo; la amabilidad es la manifestación natural del amor. Abrazando y cultivando el amor y la amabilidad somos llevados a través de las puertas de las dimensiones más elevadas. 
Pudiéramos tener un sentimiento del saber y la habilidad para accesar ciertas formas de conocimiento, pero sin la habilidad para vivir de corazón somos incapaces de darnos cuenta de ese conocimiento en nuestra vida diaria. Sin amor, el conocimiento más elevado es como si 'naciera muerto' y sin realizarse. 
Sanando las emociones permite nuestra comunión con nuestro Ser. La práctica del amor y la amabilidad une nuestra mente consciente con nuestro corazón. Cuando nos permitimos sentir nuestros sentimientos, somos capaces de sentarnos con sentimientos que pudieran no ser cómodos al principio. Con el tiempo, trabajamos a través de nuestro equipaje emocional y somos capaces de experimentar la comunión emocional con nuestro ser. Nuestro ser se expresa a sí mismo con estados de sentimientos; nuestra mente se comunica con palabras. Necesitamos ambos trabajando en unísono para entrar a un estado de unidad con nosotros mismos. Consiguiendo que nuestra mente consciente abraze nuestro ser pudiera ser difícil si nos identificamos demasiado con la realidad física. 
Liberando identidades basadas en lo físico
Cuando nuestra identidad - quien nosotros creemos que somos – se deriva solamente de aquello que se puede cuantificar con la mente consciente, la tendencia es el observar con sospecha cualquier cosa que no podamos cuantificar físicamente.  Como el ser reside en el reino de lo invisible y nos habla en sentimientos a través de la puerta del subconsciente, una mente consciente entrenchada solamente en la realidad física no confía en los estados del sentimiento transmitidos via el ser.  Sin la amorosa y suave guía del ser, la mente es capaz de racionalizar casi cualquier cosa. Esto nos envía a veces en la vida por sendas que nos alejan cada vez más de nuestro propósito.
Una identidad que abraza conceptos tales como la meditación, la sanación natural, el servicio, una activa y creativa imaginación, y los reinos invisibles es capaz de liberarse a sí misma de los grilletes de la realidad física. Cuando nos liberamos a nosotros mismos de la esclavitud de lo físico, tenemos mucho más a compartir con otros. Cuando somos libres, tendemos a actuar más a partir de los deseos del ser que de la batalla de la supervivencia. Cuando somos libres, amamos más y tratamos a otros con amabilidad.
Pidiendo asistencia abre la puerta a la sabiduría espiritual
La identidad es una ventana a través de la cual entendemos cómo trabajan el ser y la mente en unísono. La mente consciente en algunos individuos se abre naturalmente al ser debido a entendimientos espirituales adquiridos durante el transcurso de muchas vidas. Con frecuencia, un evento físico inspira a uno a extender una mano y pedir asistencia. Cuando uno pide asistencia más allá de lo físico, gana acceso al rico almacén de sabiduría contenido en el Ser Superior.  Este conocimiento y sabiduría son guardados en custodia hasta que [uno] esté listo para recibirlos.
Esta sabiduría es accesada cuando la mente consciente “pide” ayuda a través de los sentimientos y se abre a recibirla. Es asimismo una fórmula para manifestar los deseos en la realidad física.  Al momento en que la identidad cambia para vernos como “uno que pide y recibe guía divina”, comenzamos a accesar aquello que nuestro ser mantiene en "custodia".
El recibir y el correcto uso de la confianza
La "apertura para recibir” parte de esta ecuación puede poner una barrera si hay asuntos de confianza. Cuando se deja que haga las cosas por su cuenta, la mente consciente confía según su propio criterio. Por ejemplo, si dependemos de otra persona, por lo tanto debemos "amarla".  Y porque la amamos, debemos "confiar" en ella. Si en algún punto una persona prueba ser merecedora de nuestra confianza, la mente consciente computa entonces que esa confianza en sí misma no vale la pena. El hecho es que cada persona puede ser confiada en que va a actuar de acuerdo con su nivel de entendimiento espiritual en ese momento. Nada más y nada menos. Podría ser difícil para la mente consciente llegar a esta conclusión sin la amorosa guía del ser.
Los malentendidos alrededor del asunto de la confianza son una de las principales razones por las cuales alguna gente no confía en en su ser y su Ser Superior.  Cuando desterramos la confianza, nuestra  única fuente de información y guía es la mente consciente.
Cuando una persona malentiende lo que es la confianza, esto con frecuencia dispara sentimientos de ira y traición.  La ira impide el  acceso al ser, al Ser Superior, y al rico almacén de sabiduría y conocimientos del ser.
El discernimiento enseña el correcto uso de la confianza
La práctica del discernimiento nos permite aclarar cualquier malentendido que tengamos alrededor del asunto de la confianza. El discernimiento es la provincia de la unión de la mente y el ser. Cuando nuestra mente practica el correcto uso de la confianza, ella entiende que siempre podemos confiar en el amor y la guía de nuestro ser y nuestro Ser Superior. Una mente consciente que se abre a esta fuente de amorosa guía es capaz de entrar a estados de sentimiento que permiten profundizar la comunión espiritual. Esta comunión es la que permite a uno vivir una existencia sentida de corazón. El fruto natural de una vida sentida de corazón es la práctica del amor y la amabilidad.
El amor y la amabilidad nos unen con nuestro ser
Cuando unimos nuestra mente y nuestro ser, percibimos cómo nuestras palabras y acciones afectan a otros. Vemos cómo una hoja tiembla cuando la tocamos, cómo la energía de nuestras palabras afecta a aquellos que encontramos en nuestro camino. Una mente consciente con esta conciencia elige una senda en la vida con la intención de no dañar a nadie. Esta es la senda del corazón y la senda del ser. Cuando vemos con nuestro corazón, percibimos nuestra senda y nuestra verdad en cada momento. Todo lo que no esté alineado con nuestra senda se va. Esto es discernimiento.
A través de la práctica del discernimiento y el correcto uso de la confianza somos capaces de desarrollar una mayor comunión con nuestro ser y nuestro Ser Superior.  El amor y la amabilidad como la manifestación externa de esta comunión sostienen el poder para llevarnos a la 5a. dimensión y más allá.

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