La CONSCIENCIA es un estado de la mente, compuesta de todo lo que pensamos y de todas nuestras actitudes y reacciones. Tenemos que tener mucho cuidado sobre lo que dejamos entrar en nuestra consciencia, de lo que nos permitimos pensar y sentir, porque si está compuesto de dudas, rechazos, o negaciones, estamos creando fuerzas de consciencia que pueden destruir nuestros momentos de comprensión espiritual de la Verdad más alta. Se pierde lo que previamente se había ganado.
La conciencia del hombre está compuesta por todo aquello que él conoce con lo que ha estado en contacto a través de las experiencias adquiridas durante su vida. El mundo externo divide la conciencia en: Subconciencia, donde están obtenidas todas las experiencias del pasado, las cuales yacen profundamente enterradas influyendo dentro de su naturaleza; la Conciencia, que comprende las experiencias del presente, y la Superconciencia, o desenvolvimiento superior, por cuya adquisición el hombre está luchando. La conciencia es propiedad única de cada corriente de vida individual, y es la única actividad que no puede ser robada o destruida. Por lo tanto, aquello que el hombre construye en su conciencia mediante la contemplación y esfuerzo, le pertenece para toda la eternidad. Por eso hay un axioma metafísico que dice "Lo que le pertenece por derecho de conciencia no puede serle quitado".
Durante su vida, el hombre posee tres distintos tipos de conciencia:
1) La Conciencia Individual, que es el conocimiento o conciencia de existir y de ser un toco de Luz inteligente; con poder para hacer uso de sus energías, sus facultades y su libre albedrío, con el cual debe crear y dirigir un plan de vida individual.
2) La Conciencia de Masas, en la cual todo pensamiento y sentimiento, toda virtud y vicio emanado contribuye a reforzar en esa "conciencia grupal" tal o cual cualidad en particular.
3) La Conciencia del Ascendido maestro, en la cual la autoconsciente inteligencia del individuo usa de las facultades creativas de pensamiento, sentimiento y la palabra hablada para crear, por voluntad propia y consciente, solamente aquello que es perfecto, cuando desee o se proponga crear algo
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La facultad de la Conciencia nospermite el conocimiento de sí mismos. La Conciencia nos da conocimiento íntegro de lo que es, de dónde está, de lo que realmente se sabe, de lo que ciertamente se ignora. La PSICOLOGÍA REVOLUCIONARIA enseña que sólo el hombre mismo puede llegar a conocerse a sí mismo. Solo nosotros podemos saber si somos conscientes en un momento dado o no. Sólo uno mismo puede saber de su propia Conciencia y si ésta existe en un momento dado o no. El hombre mismo y nadie más que él puede darse cuenta por un instante, por un momento, de que antes de ese instante, antes de ese momento, realmente no era consciente, tenía su Conciencia muy dormida; después olvidará esa experiencia o la conservará como un recuerdo, como el recuerdo de una fuerte experiencia. Es urgente saber que la Conciencia en el animal racional no es algo continuo, permanente... Normalmente, la Conciencia en el animal intelectual equivocadamente llamado hombre, duerme profundamente. Raros, muy raros son los momentos en que la Conciencia está despierta; el animal intelectual trabaja, conduce coches, se casa, se muere, etc., con la Conciencia totalmente dormida, y sólo en momentos muy excepcionales despierta. La vida del ser humano es una vida de sueño, pero él cree que está despierto y jamás admitiría que está soñando, que tiene la Conciencia dormida. Si alguien llegara a despertar se sentiría espantosamente avergonzado de sí mismo, comprendería de inmediato su payasada, su ridiculez. Esta vida es espantosamente ridícula, horriblemente trágica y rara vez sublime... Si un boxeador llegara a despertar de inmediato en plena pelea miraría avergonzado a todo el honorable público y huiría del horrible espectáculo, ante el asombro de las dormidas e inconscientes multitudes. Cuando el ser humano admite que tiene la Conciencia dormida podéis estar seguros de que ya comienza a despertar. Las escuelas reaccionarias de psicología anticuada que niegan la existencia de la Conciencia, y hasta la utilidad de tal término, acusan el estado de sueño más profundo. Los secuaces de tales escuelas duermen muy profundamente en un estado prácticamente infraconsciente e inconsciente. Quienes confunden la Conciencia con las funciones psicológicas, pensamientos, sentimientos, impulsos motrices y sensaciones, realmente están muy inconscientes, duermen profundamente. Quienes admiten la existencia de la Conciencia pero niegan de plano los distintos grados concientivos acusan falta de experiencia consciente, sueño de la Conciencia. Toda persona que por alguna vez haya despertado momentáneamente sabe muy bien, por experiencia propia, que existen distintos grados de Conciencia observables en uno mismo. Primero: TIEMPO. ¿Cuánto tiempo permanecimos conscientes? Segundo: FRECUENCIA. ¿Cuántas veces hemos despertado Conciencia? Tercero: AMPLITUD Y PENETRACIÓN. ¿De qué se era consciente? La Psicología Revolucionaria y la antigua Philokalia afirman que mediante grandes súperesfuerzos de tipo muy especial se puede despertar Conciencia y hacerla continua y controlable. La Educación Fundamental tiene por objeto despertar Conciencia. De nada sirven diez o quince años de estudios en la escuela, el colegio y la universidad si al salir de las aulas somos autómatas dormidos. No es exageración afirmar que mediante algún gran esfuerzo puede el animal intelectual ser consciente de sí mismo tan solo por un par de minutos. Es claro que en esto suelen haber raras excepciones que tenemos que buscar con la linterna de Diógenes; esos casos raros están representados por los Hombres verdaderos: Buddha, Jesús, Hermes, Quetzalcóatl, etc. Estos fundadores de religiones poseyeron Conciencia continua, fueron grandes Iluminados. Normalmente, las gentes no son conscientes de sí mismas. La ilusión de ser conscientes en forma continua nace de la memoria y de todos los procesos del pensamiento. El hombre que practica un ejercicio retrospectivo para recordar toda su vida puede en verdad rememorar, recordar cuántas veces se casó, cuántos hijos engendró, quiénes fueron sus padres, sus maestros, etc., pero esto no significa despertar Conciencia, esto es sencillamente recordar actos inconscientes, y eso es todo. En la vida normal, común y corriente, el ser humano nada sabe de la Autoconciencia, y mucho menos de la Conciencia objetiva. Sin embargo la gente es orgullosa, y todo el mundo se cree autoconsciente; el animal intelectual cree firmemente que tiene Conciencia de sí mismo, y de ninguna manera aceptaría que se le dijese que es un dormido y que vive inconsciente de sí mismo. Existen momentos excepcionales en que el animal intelectual despierta, pero esos momentos son muy raros; pueden presentarse en un instante de peligro supremo, durante una intensa emoción, en alguna nueva circunstancia, en alguna nueva situación inesperada, etc. | ||
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