domingo, 19 de mayo de 2013

HAU DE NO SAU NEE: LAS TRIBUS PAJARO



El Pájaro de Trueno

Dentro de las tradiciones de los pueblos nativos de América del Norte, "Hau de no sau nee" significa "pueblo que construye". Es el nombre atribuido a una alianza legendaria, conocida también como Pueblo de la Casa Larga, o sea, la Confederación de Seis Naciones Iroquesas formadas por las tribus Mohawks, Oneidas, Onondagas, Cayugas, Senecas y Tuscaroras.
Quienes han investigado y estudiado la cultura y la religión de aquellas tribus embebidas de principios míticos, también las identifican como Tribus Pájaro, el Clan Solar o los Hijos de las Estrellas.
Fueron una vez un pueblo poderoso y pacífico que habitó el noroeste del continente norteamericano. Sus costumbres fueron siempre espirituales: su gobierno y su economía, todo lo que se denominara "Hau de no sau nee" ha tenido profundas raíces no ceñidas al mundo material. Su Gran Ley incluía muchas ideas que fueron absorbidas por quienes redactaron luego la Declaración de Independencia y la Constitución de los Estados Unidos de América que, paradojalmente, fue tomada como referente para la que los argentinos reformamos de tanto en tanto, sin modificar en absoluto nuestras malas costumbres políticas.
Entre los muchos principios elevados de aquellos nativos había un sistema de verificaciones y equilibrios que impedían el ascenso de una jerarquía verticalista, con los conflictos que de ello emana.
Los descendientes actuales de la Confederación de Seis Naciones Iroquesas destacan que "Hau de no sau nee" ha existido en esta tierra desde el comienzo de la memoria humana. Se estima que su cultura está entre las más antiguas de las culturas de existencia continua en el mundo. Y expresan que "Nosotros recordamos todavía los más antiguos hechos de los seres humanos. Recordamos las instrucciones originales de los Creadores de Vida en este lugar que llamamos Etenoha: Madre Tierra. Somos los guardianes espirituales de este lugar, somos los Ongwhehonwhe, que significa fieles a la realidad".
En sus comienzos fueron instruidos para asumir que los seres humanos que caminan sobre la Tierra han sido provistos con todo lo necesario para la vida. Se los instruyó para transferir amor de uno al otro, y para demostrar un gran respeto por todos los seres del mundo. Para ellos, la consciencia espiritual es la forma política más elevada.
Sostienen que "todas las cosas del mundo son reales, cosas materiales. La Creación es un verdadero fenómeno material, y la Creación se manifiesta a nosotros a través de la realidad. El universo espiritual, entonces, se manifiesta al Hombre como la Creación, la Creación que sostiene la vida. Creemos que el hombre es real, una parte de la Creación, y que su deber es sostenerla vida en conjunción con los demás seres. Es por eso que nos denominamos Ongwhehonwhe."
En sus orígenes se descubren las enseñanzas visionarias ofrecidas por Mujer Cría de Búfalo Blanco, y la epopeya de los guerreros Deganawida y Hiawatha para pacificar y unir a las tribus iroquesas, hasta la plantación del Arbol de la Paz que cimenta sus tradiciones más veneradas.
En tal oportunidad se dijo: "Bajo el Arbol de las Largas Hojas, el nuevo árbol que florece en nuestros corazones, no hay sino un dirigente, no hay sino un jefe, Wakan Tanka, el Creador, que resplandece en la luz de toda estrella y arde en el fuego del sol. Recuerda Pueblo Mío, el Gran Espíritu vive en tí. No permitas que la luz del sol disminuya al ceder a otros tu poder".
Los pueblos de las Seis Naciones Iroquesas enterraron sus armas convencidos de que cualquier sociedad dirigida por un solo hombre o por una minoría dominante estaría estructurada según las costumbres de la violencia y seguiría alojada bajo las ramas del Arbol de la Guerra. Creían que la violencia es la raíz de una sociedad jerarquizada, y que tales sociedades jamás conocerían la paz. Sus hombres --decían-- estarán siempre agitados, en guerra, si no con otros pueblos, entre sí.
El setiembre de 1977, descendientes de "Hau de no sau nee"" presentaron tres documentos cruciales a la reunión de Organizaciones No Gubernamentales de las Naciones Unidas celebrada en Ginebra, Suiza. No recibieron la menor atención.
Allí declaraban: "Sentimos que los Pueblos Nativos del Hemisferio Occidental pueden seguir contribuyendo a la supervivencia potencial de la especie humana. La mayoría de nuestra gente todavía vive de acuerdo con las tradiciones que hunden sus raíces en la Madre Tierra. Pero los Pueblos Nativos tienen necesidad de un foro donde su voz pueda ser escuchada. Y precisamos alianzas con otros pueblos del mundo que nos asistan en nuestra pugna para recuperar y mantener nuestras tierras ancestrales y para proteger el Modo de Vida que seguimos".
La tradición oral de las Seis Naciones Iroquesas torna casi imposible penetrar en la dinámica de los mitos y ritos que guían su itinerario germinal por los laberintos de la sociedad industrial contemporánea. Salvo que se decida convivir con ellos y absorber cotidianamente la intensa dimensión de sus visiones pacificadoras.
Las Tribus Pájaro sostuvieron siempre que en los estadios críticos de su evolución, las formas de vida cooperan, por su propio beneficio, con otras distintas. Con el tiempo, pasan de cooperar a quedar unidas, con lo que surge un nuevo organismo. En la creación de formas de vida complejas se repite, una y otra vez, el mismo procedimiento.
De ahí que otro mensaje diga que "esto es análogo a lo que volverá a ocurrir cuando el mundo del siglo XX llegue al momento adecuado para la unión de los seres humanos, orientados hacia lo material y regidos por el ego, con nosotros, sus complementos del mundo del espíritu. Vuestra raza está a punto de experimentar un despertar generalizado o, como lo interpretarán algunos, un copioso descenso de seres de las estrellas".
La Confederación Iroquesa practicó la democracia solidaria durante muchos siglos antes de que la adoptaran y modificaran los colonos norteamericanos sublevados contra la Corona de Gran Bretaña. En gran medida, sus prácticas pacificadoras habían empezado a descomponerse antes del siglo XVIII, si bien el ímpetu remoto de las "raíces blancas de la Paz" nunca abandonó América por más deformaciones socioculturales que se hayan atravesado durante los últimos cinco siglos.
Se afirma que los vientos del conocimiento que soplan entre quienes se encuentran en la vanguardia del pensamiento humano en los albores del siglo XXI son los mismos que agitaron las hojas de los árboles en torno del legendario Hiawatha, los mismos que elevaron el humo de las hogueras de aquel consejo tribal inaugural y lo alzaron en una única espiral para que continúe iluminando el cielo de la consciencia humana.
Por eso proclama el mensaje inmaterial de Deganawida: "Crecerá un nuevo árbol, aún más glorioso que el que hoy dejo entre vosotros. Con ese nuevo amanecer, yo regresaré y bajo la sombra del nuevo árbol viviré con vosotros. Y se nos unirán no sólo las tribus rojas, sino también las blancas del norte, las negras del sur, y las amarillas del este. Las cuatro razas vivirán en armonía bajo las ramas del nuevo árbol. La era que juntos conoceremos será la mejor que nunca ha existido. Todo lo que se había roto volverá a integrarse. Se restablecerá el Aro Sagrado. La caza será abundante y el espíritu de todas las criaturas se regocijará en la armonía de un nuevo orden perfecto. El Gran Espíritu, el propio Pájaro de Trueno, actuará en el interior de todas las razas, vivirá, respirará y creará a través de todos los pueblos de la tierra. Regresarán los creadores originales de la vida, los Alados del cielo, y con ellos llegará a las naciones la paz". 



Fuente:http://decenio2010.blogspot.com.es/2010/01/hau-de-no-sau-nee-las-tribus-pajaro.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario