Ya en una entrada anterior les hablé del perdón y su importancia para sanar cualquier situación en tu vida, la importancia de soltar y dejar ir el dolor.
Muchas personas creen que al perdonar a alguien le están haciendo un favor, incluso creen que esa persona “no lo merece”. Quién lo merece eres TÚ. Te devuelve la paz, la serenidad, el amor y la confianza. Te libera.
De igual manera es importante pedirle perdón a la persona a la que le tengas rencor porque finalmente tú la atrajiste hasta tu vida para aprender de ella y esa persona en un acto de amor incondicional se prestó a ser el o la “mala” de tu “película” para que tú aprendieras. Debes de reconocer que estar en ese papel no ha de ser nada agradable tampoco, ponte en su lugar por un momento y piensa, percibe lo que esa persona debió vivir y sentir para actuar como lo hizo. Su vida no fue fácil y se “sacrificó” para aprender y ayudarte a evolucionar.
También es importante sanar la relación con los padres, en especial con la madre.
Te comparto estas hermosas y sabias palabras de Vivi Cervera.
No importa si tu madre vive en este plano o no, visualízala y dícelo.
“Madre, perdóname por fundirte con mis recuerdos, por no distinguir que eres un ser espiritual que amorosamente se prestó a la obra de teatro que protagonizamos en la Tierra. Perdóname por hablarte de cualquier manera, por desconocer que tenemos un pacto, por herir tus sentimientos a partir de mis propias percepciones. Perdóname por cada minuto en el cual creí que se trataba de ti y no de mi. Perdóname por nuestra historia juntas, por pretender cambiarla, por no superarla.
Perdóname porque no me es fácil saber y sentir quien eres realmente, porque a través de ti sólo veo a mi niña lastimada, porque sólo percibo dolor. Perdóname por querer marcharme de tu vida, perdóname por haberme ido, perdóname por no querer volver a ti, perdóname por no honrarte y no amarte lo suficiente.
Me perdono completamente porque yo no tengo manera de saberlo todo, porque soy tan inocente como tú. Me perdono completamente por mi capacidad latente para lastimar, para resentir, para dañar, para odiar, nada de esto ha sido creado conscientemente, una fuerza interior, una razón, una memoria, una queja, un deseo y mi necesidad de escapar del dolor me impulsó. Yo merezco perdonarme completamente y lo hago ahora.
Sin duda alguna te doy gracias porque en un acto de amor consciente o inconsciente me trajiste a la vida, a este mundo que me ha ofrecido todo para que yo pueda conocerlo. Gracias por lo vivido, por las experiencias juntas, por los dolores, por las lágrimas, por las risas, por las ausencias, por las heridas abiertas, por las palabras bonitas y por las que no fueron tanto, todo ello me ha forjado como el ser humano que soy. Te doy gracias porque existes en algún lugar de mi ser y porque me escuchas ahora. Te bendigo.
Lo siento por las memorias de dolor que comparto contigo, te pido perdón por unir mi camino al tuyo para sanar. Te doy las gracias porque estás aquí para mi y te amo por ser quién eres. También te amo porque estás en mis recuerdos y porque es el momento de hacerlo, nunca antes lo fue. Estas palabras surgen, nacen, brotan y florecen en mi ser cuando el tiempo de mi mente es perfecto, el amor me busca ahora y me reencuentra contigo, yo elijo estar en paz contigo, yo soy esa paz en ti y en mi. Yo soy paz. Yo honro mi vida y la tuya tal como fue, tal como es. Yo hago una reverencia ante tu ser de luz que es quien yo soy.”
Que así sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario