eterna».
Estos dos pasajes de los Evangelios pueden parecer contradictorios pero no lo son: Jesús oraba por sus discípulos y ellos, con Jesús, oraban y trabajaban para el mundo. Porque para ayudar al mundo, primero es necesario que haya un núcleo poderoso que constituya una fuerza. En un principio, Jesús concentró su trabajo sobre sí mismo y sus discípulos. Después, los discípulos partieron por todo el mundo para comunicar la fuerza contenida en el núcleo que habían formado. “
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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