Alto Consejo de Sirio
[…] Considerad que cuando os juntáis en meditación profunda, guiados por alguien cuya luz y presencia amorosa entre vosotros sirve para establecer las frecuencias alfa o tetha, la totalidad del grupo puede entrar en ese estado mental alcanzando la resonancia con esa vibración. De manera simplificada, el guía actúa como una especie de metrónomo mental, estableciendo la frecuenta a la que los demás se tienen que sintonizar.
No resulta difícil entender que unirse en tan placentera asociación os hace sentiros conectados y en armonía con los demás miembros del grupo, porque conectáis entre vosotros a la misma frecuencia y dentro de todos vosotros se dan respuestas neuroquímicas similares. Si la intención del grupo es irradiar externamente la luz del amor que se halla en vosotros, todos sentiréis esa evocación maravillosa pulsando entre vosotros a la misma frecuencia. Experimentáis las ondas de la luz de Dios amplificadas entre vosotros –la Unidad-, y éste es el aspecto más soberbio de la sintonización.
Podéis imaginar que los trabajadores de la luz, rezando y trabajando juntos para elevar la vibración del entorno mayor, pueden afectar a grupos de población cada vez más extensos, cuando esas ondas grupales de luz y amor se convierten en faros para los que están luchando en la oscuridad de su ansiedad, miedo y desarmonía. Si el número suficiente de vosotros os unís a favor de la luz, el poder de vuestros pensamientos resonará con las frecuencias electromagnéticas de Gaia, porque ella también está emanando conciencia en pulsaciones ondulantes de pura energía. El pulso gaianao se extiende externamente por todo el cuerpo de vuestra Deidad Solar, llegando hasta los lejanos confines de la galaxia. El corazón de la Diosa marca el ritmo.
Podéis ver por qué siempre os estamos recordando cada uno de vuestros pensamientos afecta a la totalidad, y por qué es tan absolutamente importante que cada uno de vosotros aprendáis a permanecer centrados, en calma y pacíficos ante los cambios que se producen a vuestro alrededor. Vuestro “centramiento”, tal como lo entendéis, emite cierta frecuencia que se desplaza sobre el mar cósmico como olas, y los que os rodean pueden hacer surf en esas olas. Conectando unos con otros de este modo, sentís las energías del otro que se encuentra allí, en los océanos de la mente cósmica. Extendéis la luz del amor hacia otras dimensiones y planos, donde los Seres de Luz de muchos mundos experimentan la irradiación de la canción de vuestro corazón. Creáis una realidad pacífica y armoniosa en la que todo está en equilibrio y esa vibración se extiende interminablemente hacia fuera, hasta los cielos, y hacia dentro, hasta las mismas partículas subatómicas que forman la estructura básica de vuestro ser.
Pero ¿qué ocurre si quien establece el ritmo vibratorio tiene oscuras intenciones? Suponed que uno o más individuos que quieren controlar a otros para obtener ventajas personales o políticas, tuvieran la intención de imponer algún tipo de interferencia mental que produciría otro tipo de sintonía: una frecuencia predeterminada destinada a crear ciertos cambios químicos dentro del receptor. Así como hay luz… hay oscuridad. No debe sorprenderos pensar que el conocimiento de las funciones y de la susceptibilidad mentales está igualmente disponible para quienes prefieren quedarse en las sombras, y que ellos también pueden producir las reacciones deseadas consiguiendo resonar con otros. ¿Y qué sucedería si alguien introdujera un elemento externo que estimulara en vuestro cerebro respuestas de extrema angustia y frustración…, de furia, o terror… y os mantuviera ahí, resonando con esa corriente, en un estado constante de miedo y desarmonía?
Os aseguramos que la afectación de grandes sectores de la población es algo que siempre ha ocurrido en vuestro planeta: los Luminosos han irradiado amor en vuestras bandas de frecuencia; los oscuros han llegado a vosotros a través del miedo y la ignorancia. Los juegos mentales encubiertos eran tanto una herramienta del sacerdocio oscuro de la Atlántida como lo son del Gobierno Secreto del siglo XXI. Conocido como “guerra de manipulación de mentes”, este aspecto subversivo del control mental es un producto muy real de las investigaciones militares. […]
Una de las maneras más eficaces de alterar la actividad del cerebro humano y estimular las reacciones neuro-químicas a nivel grupal es emitir pulsaciones electromagnéticas inaudibles –ondas de frecuencia extremadamente bajas. Que pueden transmitirse dirigiendo emisiones específicas a ciertas áreas predeterminadas. Tal vez recordéis una breve aparición en los medios de una noticia que afirmaba que los rusos estaban emitiendo una señal de radio de baja frecuencia dirigida hacia la embajada americana en la capital de aquel país. Esta frecuencia apodada “Pájaro Carpintero”, era transportada tal como una ola del mar lleva en su seno diversas partículas y elementos marinos.
Estamos sugiriendo que, ocultos en los picos y valles de cualquier onda, puede haber otros aspectos que se monten en la ola, por así decirlo, y viajen sin ser detectados. Un pulso magnético molesto, escondido en la onda de una emisión inocua, podría ser transmitido y recibido a nivel mental. Esta tecnología invasora aún era desconocida por los americanos cuando se utilizó en Rusia. Los agentes americanos sospechaban de algún tipo de interferencia externa pero no sabía qué estaban buscando, no cómo interceptarlo en el nivel de frecuencia adecuado.
De hecho muchos empleados de la embajada se quejaron de distintos tipos y grados de incomodidad y tensión emocional, pero durante algún tiempo nadie podía entender cuál era la causa de que tantos enfermaran. Los americanos tardaron algún tiempo en descubrir que se estaba emitiendo un agente disruptivo sobre sus cerebros que producía reacciones químicas en sus neuronas, activando en ellos respuestas físicas, emocionales y mentales. Los soviéticos sabían lo que estaban haciendo; entendían que ciertas emisiones electromagnéticas pueden alterar el estado de salud y armonía de los seres humanos. Interferir en el pulso natural de la Tierra, vuestro foco resonante original, puede cambiar vuestro teclado musical interno y crear disonancia a todos los niveles. Puede alterar el sistema de chakras, distorsionar los ritmos corporales, provocar reacciones neuroquímicas en el cerebro y alterar el ADN. Éstos, queridos, son los objetivos fundamentales de los controles electromagnéticos situados en el planeta Tierra.
El “Pájaro Carpintero”, la antigua arma secreta soviética, es una noticia de ayer que palidece en comparación con lo que está siendo desarrollado ahora y, sin embargo, es la expresión fundamental de la tecnología de la manipulación mental. Si queréis seguir investigando […] tened cuidado si buscáis esta información tan controvertida en Internet, pues os estaríais exponiendo de un modo que no os interesa. Cuando investiguéis los asuntos relacionados con la élite de poder, tenéis que discriminar y reconocer las zonas de peligro. Frecuentemente distintos caminos conducen al mismo destino.
Tomado del capítulo 7 del libro de Patricia Cori: Vuelve la Atlántida, Sirio, Madrid, 2006
[…] Considerad que cuando os juntáis en meditación profunda, guiados por alguien cuya luz y presencia amorosa entre vosotros sirve para establecer las frecuencias alfa o tetha, la totalidad del grupo puede entrar en ese estado mental alcanzando la resonancia con esa vibración. De manera simplificada, el guía actúa como una especie de metrónomo mental, estableciendo la frecuenta a la que los demás se tienen que sintonizar.
No resulta difícil entender que unirse en tan placentera asociación os hace sentiros conectados y en armonía con los demás miembros del grupo, porque conectáis entre vosotros a la misma frecuencia y dentro de todos vosotros se dan respuestas neuroquímicas similares. Si la intención del grupo es irradiar externamente la luz del amor que se halla en vosotros, todos sentiréis esa evocación maravillosa pulsando entre vosotros a la misma frecuencia. Experimentáis las ondas de la luz de Dios amplificadas entre vosotros –la Unidad-, y éste es el aspecto más soberbio de la sintonización.
Podéis imaginar que los trabajadores de la luz, rezando y trabajando juntos para elevar la vibración del entorno mayor, pueden afectar a grupos de población cada vez más extensos, cuando esas ondas grupales de luz y amor se convierten en faros para los que están luchando en la oscuridad de su ansiedad, miedo y desarmonía. Si el número suficiente de vosotros os unís a favor de la luz, el poder de vuestros pensamientos resonará con las frecuencias electromagnéticas de Gaia, porque ella también está emanando conciencia en pulsaciones ondulantes de pura energía. El pulso gaianao se extiende externamente por todo el cuerpo de vuestra Deidad Solar, llegando hasta los lejanos confines de la galaxia. El corazón de la Diosa marca el ritmo.
Podéis ver por qué siempre os estamos recordando cada uno de vuestros pensamientos afecta a la totalidad, y por qué es tan absolutamente importante que cada uno de vosotros aprendáis a permanecer centrados, en calma y pacíficos ante los cambios que se producen a vuestro alrededor. Vuestro “centramiento”, tal como lo entendéis, emite cierta frecuencia que se desplaza sobre el mar cósmico como olas, y los que os rodean pueden hacer surf en esas olas. Conectando unos con otros de este modo, sentís las energías del otro que se encuentra allí, en los océanos de la mente cósmica. Extendéis la luz del amor hacia otras dimensiones y planos, donde los Seres de Luz de muchos mundos experimentan la irradiación de la canción de vuestro corazón. Creáis una realidad pacífica y armoniosa en la que todo está en equilibrio y esa vibración se extiende interminablemente hacia fuera, hasta los cielos, y hacia dentro, hasta las mismas partículas subatómicas que forman la estructura básica de vuestro ser.
Pero ¿qué ocurre si quien establece el ritmo vibratorio tiene oscuras intenciones? Suponed que uno o más individuos que quieren controlar a otros para obtener ventajas personales o políticas, tuvieran la intención de imponer algún tipo de interferencia mental que produciría otro tipo de sintonía: una frecuencia predeterminada destinada a crear ciertos cambios químicos dentro del receptor. Así como hay luz… hay oscuridad. No debe sorprenderos pensar que el conocimiento de las funciones y de la susceptibilidad mentales está igualmente disponible para quienes prefieren quedarse en las sombras, y que ellos también pueden producir las reacciones deseadas consiguiendo resonar con otros. ¿Y qué sucedería si alguien introdujera un elemento externo que estimulara en vuestro cerebro respuestas de extrema angustia y frustración…, de furia, o terror… y os mantuviera ahí, resonando con esa corriente, en un estado constante de miedo y desarmonía?
Os aseguramos que la afectación de grandes sectores de la población es algo que siempre ha ocurrido en vuestro planeta: los Luminosos han irradiado amor en vuestras bandas de frecuencia; los oscuros han llegado a vosotros a través del miedo y la ignorancia. Los juegos mentales encubiertos eran tanto una herramienta del sacerdocio oscuro de la Atlántida como lo son del Gobierno Secreto del siglo XXI. Conocido como “guerra de manipulación de mentes”, este aspecto subversivo del control mental es un producto muy real de las investigaciones militares. […]
Una de las maneras más eficaces de alterar la actividad del cerebro humano y estimular las reacciones neuro-químicas a nivel grupal es emitir pulsaciones electromagnéticas inaudibles –ondas de frecuencia extremadamente bajas. Que pueden transmitirse dirigiendo emisiones específicas a ciertas áreas predeterminadas. Tal vez recordéis una breve aparición en los medios de una noticia que afirmaba que los rusos estaban emitiendo una señal de radio de baja frecuencia dirigida hacia la embajada americana en la capital de aquel país. Esta frecuencia apodada “Pájaro Carpintero”, era transportada tal como una ola del mar lleva en su seno diversas partículas y elementos marinos.
Estamos sugiriendo que, ocultos en los picos y valles de cualquier onda, puede haber otros aspectos que se monten en la ola, por así decirlo, y viajen sin ser detectados. Un pulso magnético molesto, escondido en la onda de una emisión inocua, podría ser transmitido y recibido a nivel mental. Esta tecnología invasora aún era desconocida por los americanos cuando se utilizó en Rusia. Los agentes americanos sospechaban de algún tipo de interferencia externa pero no sabía qué estaban buscando, no cómo interceptarlo en el nivel de frecuencia adecuado.
De hecho muchos empleados de la embajada se quejaron de distintos tipos y grados de incomodidad y tensión emocional, pero durante algún tiempo nadie podía entender cuál era la causa de que tantos enfermaran. Los americanos tardaron algún tiempo en descubrir que se estaba emitiendo un agente disruptivo sobre sus cerebros que producía reacciones químicas en sus neuronas, activando en ellos respuestas físicas, emocionales y mentales. Los soviéticos sabían lo que estaban haciendo; entendían que ciertas emisiones electromagnéticas pueden alterar el estado de salud y armonía de los seres humanos. Interferir en el pulso natural de la Tierra, vuestro foco resonante original, puede cambiar vuestro teclado musical interno y crear disonancia a todos los niveles. Puede alterar el sistema de chakras, distorsionar los ritmos corporales, provocar reacciones neuroquímicas en el cerebro y alterar el ADN. Éstos, queridos, son los objetivos fundamentales de los controles electromagnéticos situados en el planeta Tierra.
El “Pájaro Carpintero”, la antigua arma secreta soviética, es una noticia de ayer que palidece en comparación con lo que está siendo desarrollado ahora y, sin embargo, es la expresión fundamental de la tecnología de la manipulación mental. Si queréis seguir investigando […] tened cuidado si buscáis esta información tan controvertida en Internet, pues os estaríais exponiendo de un modo que no os interesa. Cuando investiguéis los asuntos relacionados con la élite de poder, tenéis que discriminar y reconocer las zonas de peligro. Frecuentemente distintos caminos conducen al mismo destino.
Tomado del capítulo 7 del libro de Patricia Cori: Vuelve la Atlántida, Sirio, Madrid, 2006
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