“De la mañana a la noche, los humanos se ocupan de sus asuntos, parece que estén despiertos, pero en realidad, la mayoría sólo duermen. Van por la vida con los ojos cerrados, pisoteando el santuario de la naturaleza. No sienten la presencia invisible de otras criaturas vivas e inteligentes alrededor de ellos, y de otras fuerzas que circulan, se limitan a lo que es más accesible inmediatamente a sus cinco sentidos.
Estar despierto, significa tomar conciencia de todas las existencias que pueblan el espacio y permanecer en contacto con ellas. Para establecer este contacto, es necesario empezar por ponerse en un estado de armonía, de pureza y de luz. Son justamente estas condiciones las que tenéis por la mañana cuando asistís a la salida del sol. Entonces, cuando recorréis el camino, pensad en todos estos seres invisibles que os rodean.
Es gracias a ellos que la naturaleza está viva y nos ofrece todo lo que posee. Dirigíos a ellos i decidles: «Oh vosotros, gentiles hijos de la tierra, del agua, del aire y del fuego… vosotros, gnomos, ondinas, sílfides, salamandras, os amo, sed reconocidos y bendecidos por vuestro trabajo.»”
Es gracias a ellos que la naturaleza está viva y nos ofrece todo lo que posee. Dirigíos a ellos i decidles: «Oh vosotros, gentiles hijos de la tierra, del agua, del aire y del fuego… vosotros, gnomos, ondinas, sílfides, salamandras, os amo, sed reconocidos y bendecidos por vuestro trabajo.»”
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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